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Alianza Europea de Iniciativas
para la Antroposofía Aplicada

Saludo navideño de ELIANT

Sobre la identidad humana y el humanismo global

Estimados amigos y amigas de ELIANT:

En su libro más reciente Nachmittage (Tardes), Ferdinand von Schierach, el internacionalmente conocido autor superventas y abogado, nos presenta una mirada a algunos encuentros y acontecimientos de vida críticos que lo han conmovido. Al respecto, constata que «… estas historias nos protegen de la soledad, las heridas y el frío. Y, al final, son lo único que, en realidad, poseemos».

En otras palabras, somos lo que somos gracias a nuestra historia de vida personal, con todos sus altos y bajos. Ella es la que determina nuestra identidad. Lo que somos producto de nuestro sexo, estatus, procedencia familiar y étnica, así como producto de la pertenencia a comunidades religiosas, profesionales o de grupos de interés, va mucho más allá de nosotros y comprende vínculos grupales de diversa magnitud. En ellos, la impronta del grupo es a menudo tan fuerte que el individuo pasa casi desapercibido, y en los casos más extremos se define fanáticamente a través de él. Por el contrario, la identidad humana individual se construye mediante la forma en que manejamos nuestra pertenencia al grupo y cómo percibimos y procesamos nuestro propio destino.

No obstante, las experiencias indescriptiblemente trágicas, brutales y despiadadas que han remecido a Europa y al mundo producto de los acontecimientos bélicos de los siglos XX y XXI, develan una dimensión adicional en la búsqueda de la identidad del ser humano, y que es la más importante si se considera el futuro a corto plazo: la posición de la mujer que, considerada a nivel global, sigue marcada por una precariedad social y legal. En su libro Filosofía de la libertad publicado en 1894, Rudolf Steiner encontraba ya palabras claras para hablar de ello: «Casi siempre el hombre ve en la mujer, y la mujer en el hombre, demasiado del carácter general del otro y demasiado poco del individual. En la vida práctica, esto perjudica menos al hombre que a la mujer. La posición social de la mujer es la mayoría de las veces tan indigna, porque en gran parte no está determinada por las características de la mujer individual, como debería ser, sino por las representaciones generales que uno tiene sobre las funciones naturales y las necesidades de la mujer. (…) Pero (las mujeres) tienen que poder decidir por sí mismas qué es lo que corresponde a su naturaleza. A quienes temen una conmoción de las condiciones sociales si se considera a la mujer no como un representante de la especie, sino como un individuo, hay que responderles que unas condiciones sociales en las que la mitad de la humanidad lleva una existencia indigna del ser humano, tienen precisamente mucha necesidad de mejorar».

El hecho de que situaciones extremadamente inhumanas se mantengan acérrimamente en países como Irán, tiene que ver con la vida jurídica de estas naciones, a la que las personas se acostumbran a lo largo de generaciones y se percibe como generadora de identidad. Este hecho se agrava aún más por la reivindicación de que se trata de un Derecho y una ley entregada por Dios.

Pese a todo, un signo esperanzador de nuestro tiempo es que mujeres como Narges Mohammadi , la ganadora del Premio Nobel de la Paz de este año Tortura blanca, Interviews with Iranian Women Prisoners ("entrevistas con mujeres iraníes encarceladas", sin traducción aún al español), logren alzar su voz incluso desde la cárcel, y que refugiadas como Jasmin Taylor (En nombre de Dios – La opresión de las mujeres en Irán, sin traducción aún al español), analicen claramente cómo la legislación iraní legitima la misoginia y las atrocidades que suceden a diario de una forma tal que el mundo masculino las perciba como normales y lícitas.

Estas mujeres muestran con una extraordinaria claridad como el progreso cultural genuino y el atrevimiento al desarrollo individual y a la búsqueda de la identidad se condicionan de forma mutua. No obstante, su destino puede servir para sensibilizarnos respecto a lo privilegiado que somos en Europa y respecto a cuánta falta hace un sistema de educación y formación que coloque a la persona individual y a su necesidad de desarrollo en el centro de todo.

Afortunadamente, las voces individuales y las iniciativas que trabajan por un nuevo humanismo global como contrapeso a las crecientes corrientes nacionalistas y populistas se están multiplicando. Junto a sus socios de la Alianza, ELIANT también se compromete con ese objetivo. Estamos agradecidos de poder vivir este amor por la humanidad y por la Tierra como nuestro lugar de desarrollo, especialmente en los ámbitos de la educación, la terapia social, la medicina y la agricultura.

En nombre del equipo de ELIANT, les envío mis mejores deseos para esta Navidad y el inicio de un próspero Año Nuevo.

Atentamente,

Michaela Glöckler

Agradecemos cordialmente su donación.