El futuro de nuestro fundamento de vida
Estimados amigos y amigas de ELIANT:
El 5 de julio nos llegaron dos dictámenes de la Unión Europea (UE) que nos han preocupado de sobremanera: por una parte, la UE quiere volver a extender el permiso de uso para el glifosato y, por la otra, quiere autorizar los nuevos procedimientos de ingeniería genética sin mecanismos de aprobación. Aparentemente, una vez más, se imponen los enfoques de los grupos de presión agrícolas —apoyados en los estudios que ellos mismos han presentado—, mientras los alarmantes resultados de la investigación de sus expertos independientes, por lo visto, no son capaces de incitarlos a un cambio de pensamiento ni a nuevas alternativas de acción.
Glifosato
El glifosato es un herbicida de amplio espectro contenido en Roundup®. No solo afecta la fertilidad de los suelos, el entorno de los insectos y, de esa forma, la biodiversidad, sino que también es un peligro para el ser humano. El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), dependiente de la Organización Mundial de la Salud, clasifica al glifosato como «probablemente cancerígeno». Además, hay muchos estudios que demuestran que puede ser tóxico para el ADN y el sistema nervioso, y que daña el microbioma intestinal - un componente clave de la salud.
Autorización de los nuevos procedimientos de ingeniería genética sin evaluación
Las plantas modificadas mediante nuevos procedimientos de ingeniería genética se van a autorizar sin necesidad de evaluación —a pesar de que los nuevos procedimientos también suponen una intervención fundamental en el genoma vegetal con la consiguiente asunción del riesgo de efectos impredecibles en el ecosistema—. Las posibles consecuencias negativas que conllevan las plantas modificadas genéticamente solo pueden mantenerse bajo control mediante la evaluación de riesgo, la gestión de este y la trazabilidad. Prescindir de estos mecanismos equivale a abandonar el fundamento de la seriedad científica. No puede reemplazárselos con la afirmación de que las mutaciones producidas en la naturaleza serían las mismas que la diversidad materializada rápidamente ahora mediante intervenciones humanas deliberadas y artificiales.
¿Quién se hace cargo de los daños y riesgos?
Si la propuesta de la UE se lleva a la práctica, todos asumiremos este riesgo ecológico, aun cuando los posibles daños a la salud —como bien se sabe— son casi imposibles de probar de forma individual. Sin embargo, los que probadamente resultarán perjudicados de verdad, serán los agricultores y los campesinos de la agricultura orgánica y biodinámica, los que no podrán garantizar la producción de alimentos sin modificaciones genéticas. Para el consumidor, esto se traducirá en la pérdida de una posibilidad de elección importante y decisiva y, de esa forma, de la libertad para elegir sus alimentos, el fundamento de su vida.
Colisión de las formas de pensar
La puesta en práctica de esta propuesta por parte de los países significaría nuevamente el triunfo de una forma de pensamiento y de su hegemonía interpretativa orientadas hacia la viabilidad, la ideología del crecimiento y la ganancia. Y todo esto a pesar de que en la población aumenta la conciencia de que es necesario contar con una nueva forma de pensamiento en política, educación y economía que le haga justicia a la complejidad de los espacios vitales del hombre y la naturaleza. Ante este enfrentamiento intelectual fundamental estamos todos llamados a tomar parte: ¿Qué forma de pensamiento determina nuestra vida diaria? ¿A qué tipo de futuro, para el hombre y la Tierra, queremos contribuir? ¿Dónde podemos y queremos hacer cambios? Estas son las preguntas que nos mueven a diario en ELIANT con la certeza de que no estamos solos, sino que ayudamos a muchos —cada cual a su manera— a hacer lo posible para actuar según esta nueva forma de pensar.
Con esto en mente, les envío un cordial saludo en nombre del equipo de ELIANT.
Atentamente,
Michaela Glöckler
Agradecemos su donación para apoyar nuestro trabajo.
